Lo ideal de iniciar algo es saber que se terminará, que tarde o
temprano acabará o se transformará en otro algo y ese otro algo seguirá así el
curso de la resignificación, de la negación y la dialéctica.
Hemos decidido volver, pero desde un final, en verdad desde varios
finales.
Lo que leerán a continuación son dos escritos de uñas por
separado. Cada uno de ellos es el testigo de una ruptura, de una trizadura que
pareció mortal ¿De qué otra manera es una ruptura con algo-alguien, con un
proyecto que realmente importa?
Estos escritos también son una declaración de rupturas. Sí.
Porque así nos vamos haciendo, trizadas, rotas, frágiles… pero
¿han tocado los trozos de un vaso roto? ¿Han roto una copa de vidrio barato y
han intentado agarrar los trozos así como así?
En la madrugada, en ese oscuro que no se sabe si es el principio o
el fin, cuando las copas baratas están reventadas por el suelo, cuando la embriaguez
de la ruptura te ciega; los trozos rotos de algo se incrustan en los pies y no
hay nada más doloroso que unos vidrios rotos incrustados en una rota como una.
Como las manos del obrero con el martillo y la explotación, como las manos de la doblemente explotada trabajadora de alguna
maquila,
el problema es que una se pone dura de tanta herida.
Quizá el problema no sean nuestras durezas, sino el momento en que
nos lanzamos, saltamos, dejamos ir para saber si los callos se convierten en
plumas y nuestras roturas en alas.
Si separarse o romper se siente como morir, hay que saber que de
la muerte nace la vida, nacen las semillas de nuevas luchas,
Que hay que saber llegar, sí, pero hay que saber irse, sobre todo
hay que saber irse.
Y que frases como “adiós”, “me voy”, “ciao”, “hasta nunca compa”,
“hasta pronto compa”, son tan nuestras y
tan necesarias y tan bellas como las puertas abiertas y los cantos de
resistencia
Y gritar las despedidas y celebrar los adioses y sentir que las
rupturas dejan de ser batallas sin sentido y se vuelven parte de los sentires y
los pasos que miran hacia adelante y tienen memoria
Y hay una cosa, que entre tanto ser, entre tanta lucha, entre
tanta muerte, entre tanto estar no se grita: ¿Quién dijo que el amor debía
doler para ser real? ¿Quién dijo que el amor es una vía solitaria y
destructiva?
Aquí están, estos textos que se escriben pensando en que un día el
amor juegue a nuestro favor, que el amor sea un motor de cambios y
transformaciones personales y comunales…
Tan frío como tus besos
Y fue pasando ke tus
besos se hicieron tan fríos como tus besos,
No como la lluvia,
Porke ella abraza.
Creería ke tienes sangre, si menstruaras, hombre.
Resulta ke hoy te mataste.
Sin ninguna herida, porke para tenerlas, repito, se necesita sangre.
No como la lluvia,
Porke ella abraza.
Creería ke tienes sangre, si menstruaras, hombre.
Resulta ke hoy te mataste.
Sin ninguna herida, porke para tenerlas, repito, se necesita sangre.
Tu te encargaste de morir,
Y a tu funeral fueron invitados un ron y un amigo.
Tus recuerdos se han ido enfriando.
Las imágenes se fueron kebrando cada vez que no tuvieron ojos que las miraran.
La sangre para mi y para ti hoy no existe.
Resulta ke hoy el amor y tú comenzaron a ser cadáver.
Resulta ke hoy empezó el punto cero.
La isoterma cero de los besos, de la compañía y de mí creyendo en algo.
La isoterma cero del amor.
Ese punto en donde se convierte en nieve, todo.
Mi higado y el alcohol
Mis pulmones y la nicotina
Mis manos y el sexo
Mi corazón o cerebro (…) y el amor.
Resulta ke hoy perdimos lo ke creimos.
Y resulta ke todo se fue haciendo tan frío como mis besos.
¿Has tocado un cadáver?
Si nos topamos y tenemos sexo
Si hablo de incondicionalidad
Si nos encontramos y se dice ke nada importa
Si les hablo del amor
Si entierras a tu perro kojo
Si se cree en dios
O en el estado…
Estarás tocando uno.
ESTOY LISTA Y ES DE MADRUGADA
Siempre es de madrugada,
Cuando te recuerdo siempre es de madrugada,
Y no habló del tiempo medido con relojes,
Sino de ese espacio-tiempo entre el día y la noche,
Entre el principio y el final,
Y ese espacio-tiempo bien puede ocurrir a las
tres de la tarde
O a las doce del día.
Claro, son mis lugares comunes,
Quizá nunca te enteraste que el límite de la
muerte es el que me angustia,
No la muerte, sino el antes de la muerte,
Ya lo habrás asociado: madrugada, límite,
muerte, tu recuerdo.
Todo va de la mano, incluso la angustia
Que ahora sabe cómo fluir y controlarse.
A veces creo que tú-su-la revolución va a
terminar con mi alma;
Esa alma hecha de incomprensión, palabras y
emociones terriblemente contradictorias
Quisiera decirte, de verdad quisiera,
Que soy más dura, pero no.
Soy más fuerte, lo soy
Más distante, pero no indiferente,
¿Quién puede ser indiferente ante este mundo?
Ellos, ya sabemos quiénes son.
Quisiera contarte que sigo sin dormir,
Pero eso no me impide soñar un mundo
Y como dice Lemebel, tampoco me impide
construir un mundo:
“Porque hay derecho de soñar, pero deber de
construir”, dice la yegua.
Quisiera también decirte que esta madrugada te
recuerdo,
Quizá porque escuché una frase en alguna
canción que me hizo pensar en ti;
Lo que realmente quisiera decirte es: ya eres
como una sombra,
Las noches ya no se llenan de ti,
Ni los pensamientos, ni mis luchas, aunque la
lucha nos incluya a los dos.
No sé si es por el amor;
El amor combativo, no como eso abstracto que
intentamos construir,
No sé si sea por las bocas que he besado,
Tantas bocas desde entonces, algunas
desconocidas
Algunas intermitentes, algunas fugaces, algunas
oscuras
La fascinación por las bocas proviene de su
capacidad de decir palabras,
O callarlas, o sea, jugar con ellas.
Y esas bocas me enseñaron
Que el afecto es revolucionario,
No sólo sentirlo, sino decir que lo siento
O que no lo siento.
No creas que no valió la pena.
Pero hay que seguir caminando,
Con quienes quieren caminar,
Tu revolución casi me roba el alma,
Casi me endurece por completo.
Pero no, no creas que no valió la pena.
Aunque casi me roba la vida,
Entendida por supuesto, como esa capacidad de
sonreír y combatir,
Aun y en favor y con ayuda y pensando y
sosteniendo la tristeza,
Casi me haces creer que ser triste no entraba
en los parámetros de la revolución.
Casi me hago creer que ser yo no entraba en los
parámetros del mundo,
Ese que vamos a construir
Ya te dije.
No creas que no valió la pena.
Te tengo que contar que no eres más un
fantasma,
Ya no caminas conmigo,
Y si soy sincera, ya no recuerdo del todo tu
cara.
Pero algo me hizo entrar en la madrugada,
Quizá para contarte de los pájaros en los que
creo:
El pájaro-poesía, el pájaro-crear, el
pájaro-niños y el
Pájaro-palabrasabismo,
Me encantan los abismos y arrojarme a ellos y
después volver
Y construir un nuevo pájaro y con él arrojarme
de nuevo al abismo-sentir,
Pero ya sé que todo eso te aburre,
No sé si puedas ver mis pájaros,
No sé si ellos te miren.
Pero nada de eso importa,
Porque después de todo
Sólo vine a decirte una cosa.
Entré en la madrugada para poder decirte,
Por fin:
Estoy lista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario