miércoles, 4 de enero de 2017

Trizaduras en la basura o nuestras Uñas Rojas viendo la obra Basuras (Versión libre y antisocial de Los Papeleros de Isidora Aguirre)



Un anti-social es quien construye contracultura y se opone creativamente al orden establecido. Alguien que incita a su desorganización o negatividad. Una negatividad donde algo cambia. Decir “no”, siempre algo cambia. Un anti-social puede dar miedo, puede desorganizar la estructura, puede romper con la familia.
Inflamadas de retórica, Jorge Díaz y Johan Mijail

Pina: ¿Qué tenis miedo?
Rucio: Sí. Miedo a que se me pegue la enfermedad.
Porque en este Botadero nos tratan como a basura y
así como al cristiano lo tratan ¡así termina siendo!
Los papeleros, Isidora Aguirre


Fotografía por Gustavo Eulogio
Fuimos al teatro a ver esta versión de la obra de Isidora Aguirre y quedamos enrabiadas, emocionadas y con la metralleta mojada. La obra cuenta la historia de un grupo de recogedores de basura que viven en un gran basural de los suburbios de Santiago. Fue escrita en 1960 y Aguirre la situó en el mismo contexto, pero la versión de este grupo es contemporánea y angustiantemente transhistórica. Hombres y mujeres, que antiguamente se desempeñaban como obreros (casi la mayoría) o campesinos, en el presente de la obra se encuentran trabajando en la basura por vejez, por cesantía, por alcoholismo o porque huyen del servicio nacional de menores (como los dos “hermanos” que incluye esta versión). Los papeleros (analfabetos la mayoría) estaban obligados a vender el material recolectado al dueño del basural, a valores muy bajos; éste los tenía viviendo dentro de cerros de basura, en casas echas de palos y desperdicios En el momento en que los papeleros reclaman el derecho a mejor vivienda, el dueño los amenaza con echarlos del lugar sin nada o entregarlos a la policía. Este es el resumen argumental de la obra escrita por Isidora Aguirre y montada por Patricia Artés con las y los estudiantes de teatro de la que podría ser la última generación de la Universidad ARCIS.
El texto original en la canción del inicio decía: “Esta es la historia / de la escoria del hombre / y del hombre en la escoria./ El teatro con sus licencias os la viene a relatar/ en nombre del papelero / que no la sabe contar” [1]. Pero la versión 2016 dista mucho de querer ser simplemente la voz de quien “no” la tiene, ya que es también una crítica a las clases oprimidas y al sistema de opresión naturalizado en ellos.

Fotografía por Matías Cuando Voy
La primera pregunta que nos asalta con este montaje es ¿Por qué en este momento en donde la politicidad y la escena teatral chilena parecieran estar de luna de miel se opta por su antítesis, lo antisocial? Un atisbo puede dárnoslo un análisis a las partes de este emocionante montaje de egreso. Desde la decisión del texto, hay algo ya que desencaja del usual panorama de fin de año. Si bien es una versión libre, en la mayoría de la obra se respeta el texto original, sin el costumbrismo, los modismos y las formalidades del lenguaje de la época en que Aguirre la escribió, “neutralizando” el marcado hablar de los personajes. Corroborar que la miseria retratada/resignificada en la obra (escrita entre finales de los 50s y estrenada a comienzo de los 60s) es profundamente contemporánea y atingente, es un acierto. Tanto así que es imposible no sensibilizarse con dos (de muchos) de los aspectos de opresión ejercidos históricamente desde la cotidianeidad de nuestro sistema de producción y de relaciones como son la violencia (estructural y micro) y la marginación-marca del trabajo pauperizado como condena.
Lo antisocial opera como un escupo y una propuesta ante ese teatro que intenta museificar los conflictos de clase, contra los que Isidora Aguirre (y toda la  generación del Teatro Político de los años sesenta) escribió y luchó activamente. Así mismo la dirección de Artés y la asistencia de López proponen estéticamente desde la tradición selectiva (en términos de Williams) del Teatro Político aspectos profundamente atingentes y sensibles, desmenuzando, reflexionando y sensibilizando los mecanismos de sometimiento y miseria a los cuales se encuentran expuestos los sectores marginados de nuestra sociedad. Lo que lleva al montaje a tomar distancia del tibio teatro social (de moda por estos días) en donde el conflicto social queda señalado o exhibido.
Al respecto Artés escribe en el programa de la obra:

Este montaje se levanta como una tentativa o acercamiento sensible al mundo de lo antisocial. No pretende indagar (de manera profunda) en las relaciones de poder que las generan, tampoco de mostrar los males a los que nos arrastra el capitalismo, sino de dar espacios a sensibilidades y mundos escondidos fuera del trabajo productivo y aceptado socialmente, subjetividades que se construyen a partir de los desechos que genera la sociedad. Individuos e individuas que molestan, que sobran.

La importante de este trabajo es que se renuncia a la fetichización de la pobreza o a su estetización, ya que sus elementos musicales (con alusiones y referencias al repertorio underground de los 90s), el universo visual, los vestuarios y la escenografía nos hablan de otra pobreza profundamente digna y en batalla constante, tanto con el afuera como consigo misma.  Momentos de fuerte conmoción estética como la aparición del basural o la sobreexposición a la miseria de las y los papeleros ante fenómenos naturales como la lluvia, nos muestran un posicionamiento estético frente al conflicto social/lucha de clases y también frente al teatro. La valoración del oficio, la dirección de arte colectivizada que se ve en los detalles construidos por cada actriz y actor del elenco, nos muestra que el acento está puesto en lo que se cuenta, en donde los elementos no son accesorios, sino profundidades y necesidades. El montaje nos sensibiliza con mucha imaginación, trabajo, oficio y con poco presupuesto económico.
La obra en general tiene un carácter oscuro y transhistórico, es decir, fluye y circula por aspectos de miserabilidad, pobreza y abandono que desconciertan; una no sabe si está en 1963, en el 2016 o en el 2024. 
Fotografía por Matías Cuando Voy

Fotografía por Matías Cuando Voy
Fotografía por Matías Cuando Voy
El montaje en términos generales es la propuesta estructural del original de Isidora Aguirre, las escenas colectivas son las mismas, pero no, ya que la epicidad se diluye entre los toques de desesperanza a lo Joy Division y la ruda crítica que las autoras (Aguirre y Artés) hacen a las sociedades con las que dialogan: la violencia, el machismo, el alcoholismo, la segregación se estrellan ante nuestros ojos con escenas de removedora belleza como la del mitin de la guatona Romilia y la de los dos niños (que huyeron del hogar) drogados con lo que les alcanza, donde simplemente miran las estrellas y sueñan con posibles. Esos posibles de estrellas que se estrellan, como la historia que se está escribiendo en Chile con la nueva migración (haitiana en la obra) y la decisión político-travesti de evidenciar la negritud que el endémico racismo chileno quiere negar.
El único aspecto que deja con ganas de más en la obra guarda relación con el final, que si bien en el original tiene un carácter demasiado épico (hija de su época), en este montaje queda poco claro, tanto la acción de empoderamiento de la protagonista, como la posibilidad de salida frente a la imposibilidad de organizarse, para lograr el objetivo colectivo de un suelo y un techo dignos para vivir.
Este imperdible trabajo de Teatro Político estará hasta el 14 de enero, y acá van las coordenadas.

Fotografía por Fototeatro

Desde el 03 al 14 de enero de 2017
Egreso Cuarto año, generación 2016.

Dirección: Patricia Artés
Asistente dirección: Álvaro López
Música: Alejandro Miranda
Diseño Integral: Daniel Bagnara
Asistente de diseño: John Alvarez
Diseño Gráfico: David González

Elenco:
Jonathan Eloy Faúndez
Catalina Latorre
Pía Molina
Eduardo Morales
Samuel Ovalle
Mauricio Padilla
Natalia Peña
Francisco Sálazar
Camilo Valdivia
Javier Varas
Nicole Vidal

Funciones Enero:
3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 10 - 11 - 12 - 13 - 14
A las 20:30 hrs.
Libertad #53 (Metro U.L.A)
ENTRADA LIBERADA

TEATRO ARCIS


[1] Aguirre, Isidora, (1964), “Los papeleros” en Ediciones de la revista Mapocho. Sin año, sin número. 1964, pp. 57-93.

lunes, 14 de marzo de 2016

Tengo la edad de todas las mujeres a las que llamaste puta alguna vez. La edad de tu hija a la que llamarán puta alguna vez




27 de febrero de 2016
Me encontraron muerta en Atlatongo.
Era yo, mujer
Era yo, tenis blancos, pantalones y suéter negro.
Me arrancaron la piel de la cara, el cuero cabelludo y las huellas dactilares.
Me arrancaron el rostro, la historia, la memoria, las pasiones.
A algunos les gusta escribir que me desollaron viva, no sé si para vender sus periódicos de cinco pesos o para hacer que las personas retengan mi imagen y piensen que no soy solo yo, sino todas.
Nos están quitando el rostro, a todas.
Nos están arrancando la libertad de ser, a todas.
La poesía se ha estado poblando de voces que cuentan las historias, que convergen en señalar al agresor, al asesino, al culpable: el macho-idiota capitalista, esparcido en nuestras cabezas, cuerpos, acciones, relaciones, formas, modos de vida, o de muerte, porque esto ya no es vida si el país se está convirtiendo en una tumba para todas aquellas que se atrevieron a nacer con vagina.
Y esto ya no es poesía, ya no es poema,
Ni una declaración, ni un testimonio, es otra cosa
Que grita desde nuestras entrañas, desde las matrices, los ovarios, los pezones que nos condenan en un país que odia a las mujeres
Culpa nuestra por no cuidarnos, por no prevenir, por distraídas, por la ropa que vestimos, por no llevar silbato, por caminar a las 3 de la mañana o a las 2 de la tarde, por amar, por no amar, por meternos en lugares que no debíamos, en espacios que no son para mujeres, por llevar apagado el celular o tomar un taxi cualquiera, culpa nuestra por andar solas (es decir, sin hombres), culpa de Lola y Melina, asesinadas allá, acá, en Ecuador, por caminar solas en la playa, por viajar solas desde Argentina.
Culpa de Magali por no dejar a su ex antes  de que la matara
Culpa de Valentina por usar vestido tan noche
Culpa de Daniela por pedirle la hora a un desconocido




Soy un niño, un hombre o un adolescente, un potencial asesino y un posible violador
Y no es porque quiera, es por cómo me educan.
Es porque me enseñan primero a poseer, que a abrazar,
es porque antes de leer ya aprendí a mirar a la otra como un trofeo de mis palabras;
es porque intentan naturalizarme un animal que ni siquiera es tal,
es más bien un monstruo del poder
que ve a la otra como su triunfo, como el galardón a algo que aun no entiendo, pero que ya debo aplicar, a algo que le dicen macho.
Yo todavía quiero jugar con ella, con él y con elle… jugar, simplemente jugar a las manitas, a la ronda, a las muñecas o a la pelota, pero no quiero jugar a ser el más algo que alguien o alguienes.
Papá ¿por qué insistes en que mire las piernas de una mujer? ¿Por qué me dices que tengo que fijarme en ellas si tu me insultas diciendo que lloro como una de ellas? ¿Por qué me obligas a decirles cosas si tú dices que soy peor que una mujer cuando lloro?
Papá ¿y si a ti en verdad no te gustan o no las encuentras bonitas? Lo digo por el simple hecho de que me maltratas diciendo que soy una de ellas. Y yo no me siento mal por eso, al contrario.
Pero vienen los golpes, los insultos, los castigos, los maltratos “hasta que te comportes como hombre”…
Entonces ¿Qué es eso? ¿Cómo debo comportarme? ¿Qué es ser hombre?



Tengo la edad de la niña violada y asesinada ayer, hoy, mañana.
Tengo la edad de la niña que pedía dinero en el semáforo, tenía una trenza larga y el rostro, el rostro…
Tengo la edad de la niña solitaria que se ríe bajito para no molestar…
Tengo la edad de la mujer cautiva durante 10 años, porque un tipo la secuestró mientras volvía de la escuela. Tengo la edad de todas las mujeres cautivas arrancadas del presente y sumergidas  en esa oscura madriguera que no lleva al otro lado sino a este, a este túnel que se nos está haciendo la calle…
Tengo la edad de las mujeres indígenas violadas por los hombres del ejército, esos machos perfectos.
Tengo la edad de la mujer a la que le piden un examen psicológico para comprobar que no está loca por acusar a un hombre de haberla agredido sexualmente, en plena calle, en plena luz, en pleno día, en pleno país muerte. Hay un vídeo de la agresión.
Tengo la edad de la mujer hallada en un basurero, sin rostro, sin piel en las manos, sin  alguien que se indignara ante una fotografía que alimentó el morbo de las personas que comen sentadas entre ríos de sangre.
Tengo la edad de una mujer acosada en el metro.
Tengo la edad de la mujer, ese ente abstracto y homogéneo, que despierta suspicacias entre algunos hombres  que se indignan cada vez que ese ente se remueve, se parte, se hace historia, memoria y grita.
 “No que muy pidiendo igualdad, a ver ¿cuándo es el día del hombre?”… Los otros 364 días, compañero.
Tengo la edad de las mujeres que viajan solas. Y fin.
Tengo la edad de las mujeres asesinadas fuera de su país. Asesinadas dentro de su país.
Tengo la edad de las mujeres señaladas, marcadas, estigmatizadas.
Tengo la edad de todas las mujeres a las que llamaste puta alguna vez. La edad de tu hija a la que llamarán puta alguna vez.
Tengo la edad de mi amiga, la que por cinco minutos se debatió entre ser una sobreviviente o una cifra en algún rincón olvidado, mientras se le iba el aire, mientras era ahorcada  por un intelectualoide que leyó Rayuela y los poemas de Girondo.
Tengo la edad de Ana, mientras el cuchillo le atravesaba el pecho, mientras él intentaba matarla.
Tengo la edad de Roberta mientras la arrastran por la calle, porque  “eres mía y no puedes estar en la calle”.
Tengo la edad de Valentina, militante, luchadora, guerrillera, asesinada por rebelde.
Tengo la edad de las mujeres que parieron en prisión mientras sus rostros circulaban por las calles y se hablaba de desaparición forzada.
Tengo la edad de las maquiladoras, asesinadas.
Tengo la edad de las periodistas, asesinadas.
Tengo la edad de las mujeres cuyas historias jamás fueron escuchadas, porque no hay quien las oiga, quien quiera oírlas.
Tengo la edad de las mujeres asesinadas, cuyos casos fueron cerrados al concluir: “No fue feminicido sino crimen pasional”. El olvido es una trampa.
Tengo la edad de las mujeres que están siendo torturadas, violadas, acosadas y hostigadas mientras debatimos quién tiene que pagar la cuenta o el motel, porque la igualdad es una trampa.



Yo necesito tener una cita urgente con eso que dice que soy hombre
porque no quiero elegir ser hombre con rostro y manos con sangre.
Yo quiero tocar el rostro de mi compañera, acariciarlo y no sacárselo, papá… y eso no es metáfora ni exageración se lo hicieron a una hermanita papá, a una hermana grande.
Yo necesito tener una reunión urgente con aquello que me llama hombre, porque si se trata tan solo de eso que tengo entre las piernas, para mi es solo un dedo y tengo 10, así que no lo quiero.
Tengo que explicarle a eso que no violaré para la supremacía de un proyecto enfermo, que quiere parir una sociedad enferma, hija sana del pater superior.
Quiero que sepa que no, a ellas no las voy a golpear, para mí no serán el sino de la fragilidad a quebrar, porque me reconozco frágil, esa es mi fortaleza y libertad.
Me niego a ser el más fuerte.
Me niego a ser el protector.
Me niego a ser el más hombre, de hecho me niego a ser hombre, ya que en las muertes, en las violaciones, en los femicidios me reconozco trizado, como muchas de mis compañeras.
Necesito decirle urgentemente a aquello que me dijo hombre que ya no, que ya nunca más, que vamos tan quebrados y quebradas por la vida que nos empezaremos a incrustar en su dureza de macho.
Entérate:
Que cada vez que vaya una sola, yo seré otro y otra al lado.
Que cada vez que a una le digan puta seremos tres; yo, ella y las asesinadas asediándote.
Que seré una astilla en tu ojo macho-miope cuando hagas tus lecturas de Cortázar, Girondo, el Che, Dalton y Marx.
Y por último y hasta el fin entérate que seré una molestia para ti y tu creación nefasta, que está tiñiendo de sangre lo que toca.

Falsa aporía:
Hombre-asesino
Mujer-asesinada.










jueves, 3 de marzo de 2016

Chile: país de asesinatos clasistas en donde la niña pobre o la cola pobre morirá en nuestras manos o ¿Cuánto cabe en otro año de tu ausencia?



Se va a cumplir otro año de mucho, de la gran ausencia de Víctor, Wally, Hija de Perra y al mismo tiempo, en los mismos días, una gran presencia. Todos los días se cumple un año de algo, a cada rato y en cada lugar, pero no todo los días ese tiempo (ya no diré año, me parece que no contiene rostros, sensaciones, compañías) te atraviesa, te envidria los ojos y te remueve como hoy.
Es difícil partir este escrito que habla de la física muerte de Víctor-Wally-Hija de Perra, ya que invocar esos tres nombres es invocar al mismo tiempo una serie de temporalidades que se mezclan promiscuamente para hablarnos de un pasando, es decir un pasado que constituye una forma de llevar la vida en presente, un pasado pasando y también una lucha presente hacia el adelante.
Compartir la historia de vida de un grupo de gentes y gentas que nos convocamos a partir de Víctor-Wally, es compartir la historia de radicalización de un grupo de seudoniños veinteañeros como muchos, que podemos morir en la mayor miseria como la mayoría, heredando monstruosas sumas por intentar vivir, como casi todas y todos. Para ser exactas 58 millones de pesos a la clínica de salud privada Clínica Dávila. Y es que pareciera que estamos marcadas en la frente con una calavera, como si lo inevitable nos intentara condicionar. Hablar de la muerte de Wally es hablar de una muerte de mentiritas, porque acá en el país del norte (más abajo del de los imperios farmacéuticos) y allá en los del sur, Wally-Hija de Perra y Víctor siguen revolcándose en alguna chela cuneteada (en una banqueta), en alguna fiesta con contenido y en muchas calles sedientas de dignidad, gliter y justicia. Por lo mismo esta historia escrita muy desde mi guata (panza) es necesario comprenderla como un aglutinante y como una catapulta que opera tanto en Chile como en México, por hablar de mis cercanías geográficas.
Nunca pensé que ese día en que Waly me enseñó a saltar de muros muy altos y a caer como una princesa de manos en la cintura, sería tan infinito en mis andares. Como tampoco pensé que te morirías y, que más que el sida, te intentaría matar una clínica privada, la salud y un país detestablemente enfermo.
Así que echaré mano a mis palabras maletas, que se sirven de viajes en los tiempos y en los significados, para por ejemplo reemplazar la palabra Chile por muerte, por usura, o mejor por una definición. Chile: país de asesinatos clasistas en donde la niña pobre o la cola pobre morirá en nuestras manos. Chile (y cada vez más el mundo) lugar donde se lucra con el sida, con la muerte, con la medicina, con la educación, con la tierra y con nuestra subsistencia.
Como versan las palabras baquetas de una bella engendra de por allí “tu única muerte es el olvido”, así que haré de tu-nuestro relato una pestaña postiza para la historia de nuestro pasado pasando. Nos conocimos al ritmo de algún Don´t stop the dance de Bryan Ferry o de algún meneo de pelvis frenético al son de Hong Kong garden de Siouxsie And The Banshees, cuando nos cruzamos fuiste una especie Warhol de cuneta y pusiste tus ojos en un atolondrado grupo de descarriadas segundas adolescentes y te fijaste en una amiga en particular. No paramos de bailar, reir y beber hasta que nos echaron de un after. Creo que fue el presagio de nuestros tiempos y colores, esos en donde hicimos de las horas un par de aretes para colgar en las orejas de la molesta producción capitalista. Me refiero a esas horas estiradas de la madrugada en donde no sabíamos si estaba amaneciendo u obscureciendo. Pero era el momento de brillo en la oscuridad y así me quedé, y así compartimos y así nos hicimos.
De ahí en adelante fui parte de una infinidad de travesticiones, estéticas y éticas, corporales, de la cabeza y el corazón. Es por eso que cuesta escribir, porque de pronto todos los bailes juntos se vienen a los ojos; esos bailes con los cuales pateábamos, desde atrás y con descaro la mierda de vida que nos estrangulaba. Siempre tuvimos claro que no encajábamos, tampoco queríamos hacerlo, pero unos años más tarde supimos que queríamos construir el lugar en donde las piezas de nuestro rompecabezas enfermo y feliz, encajaran por un ratito.
Generamos una guerrilla con nuestros maquillajes baratos como arma, contra esa parafernalia cara de las normas conservadoras que nos intentan acallar a diario. Por supuesto solo hacíamos, y nos atropellábamos en el hacer, la vida se nos podía ir en el segundo de sentarnos a mirar. Eso si nosotras, las guerrilleras maquilladas, de vez en cuando nos sentábamos a contemplar, pero borrachas sobre algún techo, encima de un árbol o en largas caminatas por la periferia de nuestras periferias, en estados bastante sospechosos siempre. Y así pintadas mal fuimos tropezándonos y juntándonos, entre errancias, erradas y errados "sospechosxs" nos fuimos encontrando. Armando entre piedras y labiales lo que realmente queríamos, una mezcla de aquellas que tanto te gustaban. Largas caminatas al frigorífico de la panamericana, reconociéndonos con lxs cumas (ñeros) de alrededor, encontrando belleza en donde históricamente ha estado negada.
Esta ensoñación travesti armada se vio en nuestros largos juegos (profundamente deveritas) a las cabareteras, en nuestra escuela del despilfarro pobre y estrambótico, embarrado pero con plumas falsas. Las fiestas Chiquitibum, tus cumpleaños, las fiestas de putas, el matrimonio de Perra y Caballo, y una larga lista de etcéteras con peluca. Y salieron los regetones venéreos y nos reímos con más ganas de lo gaaaaay, hicimos calle jugando a las putas, a las góticas, todas jugamos con tu vagina plástica de sangre dulce. Tu gran vagina y nosotras, la pandilla-familia bizarra, fuimos la casita en el árbol sin hojas y con pocas ramas, como todo lo que hay por los paisajes de la panamericana. Empezábamos a armarnos el lugar “ke nunca jamás” existió, y ya no nos quejamos, lo fuimos haciendo. Pa mi, gran parte de todo eso queda en la maravillosa película “Empaná de Pino” de Wincy Oyarce y en los ojos de tu madre Rosita que más de una historia sobria tiene pa contar. Y así nos tomamos la escuela de teatro, los antros bailables, habitamos casas fantasmas, estuvimos y nos echaron de la “alternatividad”. 
Luego vinieron los tránsitos coquetos y peligrosos con la academia, con los cuales te masturbaste ya no de manera tan literal, pero si molesta; porque desprevenida caíste como eyaculación en el ojo miope de ese espacio. Los años nos fueron reencontrando en las calles, en las marchas, en los diversos frentes donde reclamamos que había mucha fiesta y poca protesta, a pesar de que nos estuvieran asesinando por maricas, por travas, por mujer o por que se yo… si ese paisito neoliberal se vuelve cada vez más miope macho y arrasa contra todo lo que le parezca peligrosamente diferente.
Hoy las lágrimas hacen correr el rímel de tantas cosas amiga querido, todos esos viajes siderales a los que solían llevarnos las conversas; la pandilla-familia disfuncional, bizarra y grandota que somos y nos seguimos encontrando en los bailes contra la autoridad impuesta. Pa mi fuiste otra más de las que me enseño a caminar con los zapatos equivocados, a verme alta y soberbia frente a tanta cuchilla patriarcal que quiso apuñalarnos. Escribo desde la rabia, desde la tristeza, pero no tan solo por tu ausencia física, sino porque sé, que por como van las cosas, vienen muchas ausencias más y quizá en peores condiciones que tu partida. Es por eso que veo tu cara, tu actitud y esa vocecita de coro del infierno en muchas esquinas del mundo. En los millones de procesiones paganas que tenemos que armar pa devolver los ataques de este sistema neoliberal nefasto.
Pa mi, tus procesiones paganas son la fila en el hospital público al que nunca quisiste llegar. Pa mi tus procesiones paganas son los pasillos mortuorios de la mierda de salud pública que nos tiran como migajas, ese mismo lugar donde ha muerto tanto amigo sidoso pobre. Pa mi, tus procesiones paganas han sido el tránsito fúnebre que han tenido que emprender tu madre y la pandilla mendigueando por esa deuda miserable que dejó tu muerte. Creo que esa churulencia que adquirimos al pintarnos y ser objeto de tus violaciones, macabro juego a la inversa del machismo opresor, nos hace enfrentar la perra vida desde otro lugar, agarrando la panty (leggin) y el taco pa llenar las calles del mundo de sangre con sida, infectando a esa pandemia asquerosa llamada salud y en tu particular caso llamada Clínica Dávila, con los 58 millones que nos dejó tu muerte.
Así como la “ley Zamudio” (ley de antidiscriminación chilena) podría existir una ley Hija de Perra, pero creo que el nacimiento mismo de las leyes ya te superó amiga.
Creo que junto a la pandilla aprendimos a operar como contenedores, aprendimos a ensayar con la sangre de mentiritas lo que puede llegar a pasar con la de verdad. Creo y creemos varios, que pa que las cosas cambien ese paisito debe arder por completo, repito, arder por completo; y ahí los límites de la tolerancia y el respeto, amiga, serán ensangrentados con sangre sidosa, porque cuando llegue ese momento quizá todas y todos tendremos sida, y será uno de los combustibles para esa gran fogata. Y desde las cenizas, desde los desperdicios, desde la inmundicia que deje toda la mezcla provocada por el fuego, desde el borroneamiento de los márgenes que delimitan la periferia (porque todo será periferia), tendrá que levantarse aquello nuevo que queramos. Lo bueno es que no costará tanto empezar, porque hace algún tiempo atrás, con materiales muy baratos, en una periferia de las periferias y extasiadas de felicidad ya lo habíamos ensayado. Hoy a casi dos años de tu muerte Víctor-Waly-Hija de Perra, nos seguimos encontrando en las calles del mundo, donde resuena un aullido en tu nombre y donde nos alzamos todas las “perras culiás” contra el estado y la normatividá.

Para más información de las actividades visita: https://www.facebook.com/58-Millones-De-Besos-con-Sida-1691459914466195/?fref=ts


jueves, 25 de febrero de 2016

Uñas Rojas en metralleta presenta a esta estrujadora de ojos, pajarita escritora errorista: Sandra Ivette González


Se comenta en las pulquerías de viejos de la Ciudad de México que es estrujadora profesional de ojos propios y ajenos. Ella, Cicatriz (alías Sandra) sabe cómo conjurar la tristeza, pero uno de sus más bellos dones  es hacer del dolor un arma, no, mentira, diez armas. Esta poeta, hacedora de burbujas, escritora y pescadora de tragedias, también se dedica a algunas cosas medio aburridas, con las cuales hace maravillas, es investigadora literaria. Esta selección de escritos viene desde uno de sus heterónimos el de pajarita de las anormalidades, incansable tejedora de alas inexistentes.

También veremos en esta selección otros de sus diversos oficios, como ser retratista de revoluciones, con sus contradicciones y todo, es capaz de hacer obras de “feas-artes”, de esas que no necesitan estar en el museo porque son lo que son en la calle y brillan más en el barro pobreza lucha.  Es capaz visionar revolucionarios, de develarlos y contradecirlas. Se dice que va rayando los muros del tiempo con un lápiz de ojo barato. Se comenta por Tlalpan que puede adelantar el tiempo y que ahí-akí adelante se encontró un mensaje escrito con labial sobre un muro de libros ordenados en patrón, el mensaje de rojo decía: "La victoria es ahora y siempre." Ella es capaz de reconocer y hacer pandilla armada con esos que mencionaba el Passollini, esos marginales dentro de los marginados.
            Cuenta la leyenda que en uno de sus viajes por el tiempo del  pasaNdo, se le vio rayando una y otra vez sobre un muro blanco, al final cuando tuvo que huir de la policía de sueños, se podía leer: "todo me male sal". Esta escritora errorista tiene muchos títulos a su haber, ninguno de ellos es un aburrido triunfo-medalla.
Con ustedes los ojos de la alegría en el dolor. Con ustedes la lágrima en donde no fue invitada. Con ustedes la piedra en faldas (y sin medias) contra el macho poder. Con ustedes la luchadora libre contra las machas (dícese de las machos con falda). Con ustedes el descaro de femineidad en short contra la mano machito idiota.
Con ustedes esa pájara alta, esa pájara ojos, de alas cicatriz. Con ustedes Sandrivette González.

VENSEREMOS.

3016

En el 3016 pudiste dejar de perseguir al mundo.
Hiciste la revolución.
Y no estás cansado, ni viejo, ni muerto;
Tu rostro sigue siendo fuerte y distante,
Estás habitando los 26 años, con tu juventud rebelde
Estás riendo tímido, como siempre.
Estás mirando, por fin, este mundo y no otro,
Como lo hacías antes, de a ratos; mientras todos hablaban o reían,
Tú te quedabas mirando a la nada, los ojos iban hacia adentro, hacia adelante
Quizá te preguntabas sobre el futuro, sobre cómo hacerle para existir en cinco espacios al mismo tiempo; cómo partirte en mil, compañero, para poder existir en todos los lugares donde querías existir.

En el 3016, la victoria es ahora y siempre.
La has alcanzado.
Ya no pones más los dedos sobre tus ojos,
Mientras tu cabeza deambula por los pasillos donde ves la miseria;
Tus ojos están más tranquilos y ya sabes qué día es, qué hora es, qué mes es,
Estás habitando los 26 con tu perfil perseguidor.

En el 3016, no estás ausente, ni distante,
Sigues teniendo la silueta fuerte, la voz enérgica,
La conciencia construida, el camino claro;
Sigues anotando algunas palabras sueltas en dónde puedes: servilletas, textos ajenos, libretas que no volverás a ver;
Sigues con hambre, como siempre, con hambre de más
Ahora imaginas lo qué viene, ya estás planeando lo que vas a levantar.
Aún están tus codos sobre la mesa, con fortaleza, como plantándote en el mundo;
Pero ya no existen esas calles que te ponían incómodo, enojado,
Ya no existen esas personas indiferentes, absurdas, que te hacían voltear la
Mirada.
Ya no lloras por tus hermanos, ya no temes por tus hermanas.
Porque hiciste la revolución,
Y aún no lo notas, pero ya no te duele la cabeza.
Tu sueño sigue siendo profundo, pero no es intranquilo.

En el 3016 puedes sentarte a tomar café y charlar:
De la lluvia, del olor de las guayabas y de las narices de los perros.
Puedes contar tus secretos.
Puedes decir Guerrero y sentir inconmensurable ternura y tranquilidad.
No eres más un fantasma que se aparece de a ratos e intenta confundirse
Con los normales, los felices, pero en el fondo lo sabes
Eres un perseguidor, ya estás viendo otro mundo posible,
Y quizá por fin piensas en los pájaros.

Tus manos reconocen la lucha, la tocaron, la sintieron, la construyeron,
Se hirieron
Y ahora tus manos descansan sobre tus piernas,
Ahora tus ojos descansan sobre el mundo que construiste para los otros,
para las otras
Para nosotros
Ahora es de noche y entiendes el porqué de la excitación ante los colores del cielo
Y te emociona,
Porque sabes que la nueva rebelión consiste, también, en mirar el cielo
Hasta perderse en los tonos bajitos,
Mientras la mañana llega y puedes respirar
Y por fin puedes sentarte y respirar, compañero
Porque estás tranquilo
Porque es 3016
Y tú revolución existe
Y es nuestra.



Quiero volver a perseguir lo desconocido, lo exuberante
-Quiero volver a perseguir lo desconocido, lo exuberante y sorprenderme con las máquinas que imprimen poemas y con los cielos plagados de colores y nubes. Quiero volver a perderme entre calles de nombres distintos y poblar mi soledad, acompañarla, sentirla, mecerla y cantarle mientras la noche no es noche sino tierra posible. Quiero volver a estrujar mis ojos para que alcancen a mirarlo todo, pero mirarlo bien, mirarlo hasta con las rodillas, mirar los parques solitarios, el café con leche y sentirme extraña, ajena, distante; sin ser esa extraña, ajena, distante que duele, que golpea en las puertas de los sentires ambiguos para que le den un rinconcito de ternura o de infierno florido.
Y ahí, en ese punto de inconmensurable movimiento, quiero volver a encontrarte, no a ti, sino a ti en ese lugar de la extrañeza, no a ti, es decir, a ti, este extraño de cara conocida. Sino a ti, ese viajero que me mira partir, brincar, llover, reír y a quien miro partir, brincar, llover, reír y todo eso nos hace libres, nos hacía libres...



Inspiración truncada

Soy las 50 pastillas de seconal en la noche más oscura de Alejandra Pizarnik
Soy las piedras en los bolsillos sumergiéndose en el río sin salida de Virginia Woolf
Soy el gas en los pulmones de Sylvia Plath
Soy la playa que sostuvo el cuerpo yaciente de Alfonsina Storni








PALABRASABISMO

Me pregunto qué sería de ti si no amaras los abismos,
Porque los amas, seamos sinceros.
En fin,
Yo definitivamente no te querría tanto.
Si no te lanzaras a los abismo-enamoramientos que parecen eternos
Pero recuerda que la eternidad dura casi una noche
Y que así como sueñas con las estrellas
Las estrellas sueñan contigo, o eso me dijeron.
Pero vas por ahí, lanzándote al abismo-amor y disfrutas la caída
Mientras recuerdas que ya has estado ahí,
Que ya pasaste ese túnel
Que fue frío, pero vamos, no finjas, también lo disfrutaste
Porque hay algo de placer en los abismo-corazones rotos
Algo de ternura y placer en el abismo-desdicha
Algo parecido al mar: inagotable y quieto.

Hay abismos que has pasado de largo, porque no te ofrecen
eso que encuentras en otros abismos, más atractivos y sintomáticos:
Como el abismo-carcajadas mientras estás triste
O el abismo-caminar, caminar, caminar y bailar, sobre todo bailar
O el abismo-oircancionesqueteabrenlasheridas.
Algunas veces te has preguntado qué pasaría si tomaras otros rumbos, es decir
Otros abismos;
El abismo-vidacotidiana, abismo-empleo, abismo-sernormal
Y basta una fracción de segundo para darte cuenta de que no es que esos abismos no puedan contenerte o no te quieran o no te esperen
Sino que eres tú quien hace todo lo posible para que esos abismos renuncien a ti
Porque es más importante ver una película de una chica que viaja en el tiempo.
Enamorarte de la chica que viaja en el tiempo
Construir un abismo-imageninfinita
Regresar al suelo y cantar alguna cumbia, alguna salsa, algo sin letra
Con sonidos-abismo, con ternura-abismo
Todo eso es más importante que usar un reloj para medir el tiempo y hacerse el normal.
                                
También hay noches demasiado oscuras y te siento hundirte en el abismo-silencio,
Abismo-lejanía
No te miento, entre sueños me pregunto si vas a regresar, si vas a seguir luchando
Me mata la curiosidad
Me pregunto qué sacas tú de esos abismos, porque yo me sumerjo en ellos y no encuentro nada o lo que encuentro me hace mal,
Y tú pareces regresar de ellos más tranquilo, más suave
También me pregunto cómo te ha cambiado el abismo-muerte,
Me pregunto si ya saliste del abismo-dolor y si trajiste contigo la lluvia.

Con qué facilidad va la gente huyendo de los abismos, los rodean, los saltan o escapan al menor movimiento,
(Porque en los abismos todo es movimiento)
Y tú que hasta los persigues
Eres un perseguidor de abismos
Sobre todo del abismo-hacermecaso y no rodearlos sino tomar un avión para hundirte en el abismo-impulso,emoción,corazón
No te sientas tan mal, tan triste
De eso se trata todo, de abismos
Tú que hablas de quienes se hundieron hasta el cuello en los abismos-lucha,combate, debes saber que más vale vivir de abismos, entre abismos, en los abismos, que ser ciegos sobre el suelo firme y seguro.

Así que cierra los ojos y lánzate al abismo-seguir, al abismo-loquequieras
Sólo no te olvides de volver, porque de los abismos hay que volver.
No te olvides de volver.

 



Sobre el fuego

Es fácil iniciar un incendio.
Los he visto.
Los he iniciado.
El fuego es un verso descarriado
Insurrecto
Intranquilo.

Por eso tanta precaución con el fuego,
Tantas ganas de quitarnos las ganas  de usarlo, de entregarnos a él
Por su capacidad subversiva y sí, destructiva
Reconstructiva. Siempre hay algo de dialéctica en incendiar/nos.

Hoy miré  el fuego de cerca,
Mientras devoraba mis temores escritos en papel.
Cerillos y una veladora,
El
humo anunciaba no el fin de los miedos
Sino el inicio de la lucha por no dejarme consumir.
Hoy inicié un incendio, dentro
Seré fuego o no seré.