1er Manifiesto Uñas Rojas
La Metralleta
Vemos
en el arte una herramienta de TRANSformación, una herramienta para la
modificación de la realidad, ya sea a través del ejercicio directo
(arte-panfleto) o a través de su simbolización no burguesa, nuestras uñas rojas
tomarán la metralleta para hacer del arte un patrimonio común entre comunes.
Entendemos
el arte como: trabajo, acción, creación, movimiento, placer, como frente de
lucha, como un espacio de disputa y en disputa. Y en ese sentido elegimos a los
artistas, movimientos, colectivos, personas, mujeres, hombres, niños, niñas, que
hacen del arte una herramienta de lucha; es decir, elegimos el arte combativo.
Como también elegimos leer, mirar, sentir, el arte desde el combate.
Vemos
revivir, deambular, correr, vivir la historia de combate en el campo artístico
latinoamericano, desde donde grupos, literatos, literatas, poetas, pintoras,
artistas plásticos, colectividades teatrales, en fin, han disputado no sólo el
campo artístico, sino el campo político con sus propias armas, recursos e
incluso sus propias cuerpas; han disputado la concepción, configuración y
práctica artística; han disputado el propio concepto de arte y han alzado la
voz pidiendo “más personas que realicen arte y menos artistas”.
queremos
al artista en su sitio devolviéndole su condición humana y terrestre, sin
superioridades abstractas sobre los demás hombres[1]
Sería
necesario e infinito un pase de lista,
por demás importante, de aquellas mujeres y hombres amenazados, perseguidos,
acosados, encarcelados y asesinados durante la historia reciente
latinoamericana porque sus ideas, sus palabras, cuentos, obras y poemas fueron
definidos por los dominadores como peligrosos para el sistema. Y hablar, de la
desaparición forzada de Rodolfo Walsh en Argentina, justo después de publicar
su “Carta abierta a la junta militar”, en la cual ponía al descubierto las
cifras reales de los desaparecidos y las desaparecidas y las formas de
asesinato ejercidas en ese país. De Víctor Jara, obligado a tocar la guitarra
con sus manos destrozadas por la tortura Milica; de Pedro Lemebel y las yeguas
del apocalipsis, bailando la cueca chilena sobre un mapa de América Latina
lleno de pedazos de vidrios de botellas de coca cola, mientras sus pies iban
dejando manchas de sangre por todo el mapa y así, también, dibujaban nuestra
historia; del poema “El sur también existe” de Mario Benedetti, de la obra
teatral montada a partir de un texto de Engels, por Juan Carlos Uviedo,
expulsado “por disidente” de Portugal, Argentina, Brasil y México. Y tantos y tantas más .
De todos aquellos y aquellas de quienes prohibieron sus libros. Hombres y
mujeres que dejaron las plumas, pinceles o escenarios y tomaron, literalmente,
las metralletas. Todos ellos y todas ellas, autores y autoras que conforman
nuestro, sí nuestro, arte desde la resistencia, arte combativo en América
Latina. Hombres y mujeres quienes
continúan luchando, sí, desde el arte; a pesar de los esfuerzos, de algunos
grupos, por conformarlo como un espacio despolitizado, elitista y autónomo en
el sentido de aislado y asocial. Aunque se siga pensando en el arte, partiendo
de la tradición romántica, como un refugio del mundo caótico y de muerte que
ofrece el capitalismo. Aunque se siga viendo al arte como una suerte de válvula de escape ante la
precarización de la cultura gracias a las masas o aunque hoy se expongan las
obras tremendas de Antonio Berni en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos
Aires, ubicado en una de las zonas más adineradas de Argentina. Aunque el “arte
popular” siga apareciendo como una concesión del gremio y la élite de artistas,
como espacios folclóricos y menores. Aunque hoy, aquellos que se sienten
capacitados para hacer crítica de arte, sigan usado palabras como “nacos”,
“flaites”, “pobres” o “vulgares” y mientras piden por la difusión de las obras, hacen
campañas brutales para seleccionar, a partir de una cuestión de clase, a
quienes tienen “permiso” de disfrutar de la belleza del arte internacional.
Aunque el arte, aquellos y aquellas quienes hacen arte y aquellos y aquellas
quienes estudian arte, sigan siendo violentados y violentadas por una academia,
incluso por la academia de izquierda, que en una muestra de contradicción, ve a
los proyectos del campo artístico como menores, inservibles o inútiles, en este
mundo donde la utilidad es definida desde la lógica del capital. Aún hoy, ante
la disputa vigente entre el arte por el arte y el arte político, entre el arte
enajenante y el arte combativo, reivindicamos a algunas manifestaciones
artísticas como un elemento detonante dentro de los procesos emancipatorios y
revolucionarios de nuestro continente y el mundo.
Sobre la belleza
¿De qué hablamos cuando hablamos de belleza? No hablamos
de belleza sino de experiencia.
Bella experiencia... porque cuando sentimos eso, no es
unívoco, bobo o que embelesa, al contrario, esa belleza conmueve y llena de
contradicciones, nos hace ver otro tipo de cosas, que nos lleva a cuestionar la
vidita misma, en su materialidad, en las condiciones que sustentan o sustentaron
eso que llamamos arte, que para nosotros debe
disputar un espacio dentro de la reproducción social, que en palabras
del Che, sería quitarle, arrebatarle el patrimonio de la belleza a la
burguesía.
Una conmoción.
Esa conmoción puede venir tanto desde lo que representa,
como desde el cómo se representa.
No
debiéramos enredarnos una y otra vez en el laberinto de la belleza, de su
definición y sus puntos, ni situarla en la forma, siempre en la forma o en los
temas a propósito del ser individual. Porque el punto es entender que nuestros
ojos son otros ojos y mirar es una elección consciente, como lo es no mirar los
cadáveres entre los que caminamos o no mirar a quienes no están. Mirar la
belleza del contenido, mirar la belleza del análisis social, mirar la belleza del
proceso de la conciencia de clase, sus lágrimas y su sangre roja y el arrebatar
el grito, el derecho al grito. Elegimos desde dónde mirar la
belleza.
Contra
la belleza y sus cánones establecidos se levantaron, también, los proyectos del
arte combativo latinoamericano. Contra la belleza bien vestida, contra la
belleza que se conforma sólo y exclusivamente en la forma, entonces una puede
decir hermosamente que hay personas con hambre, que hay muertos y
desaparecidos, que hay feminicidios y lo que importa es la forma en que se diga
y no el contenido, no el proyecto. Contra esa belleza terrible y destructora,
se levanta la historia continua de muchos y muchas quienes creemos que la
belleza es otra cosa, que belleza no significa necesariamente arte, que belleza
no significa necesariamente algo, que la belleza está en otro lado, más cerca
de los versos de los y las combativas, más cerca del descubrir el derecho al
grito y más lejos de la estética monopolizada por la clase dominante, que nos
quiere imponer cómo ver y cómo sentir.
Entonces
conviene volver a decir: “Más importante que aquel que combate en el plano
intelectual, de la idea, es el que le quita a la clase dominante el privilegio
de la belleza”. Y gritar: Cronopios y Cronopias del mundo, uníos…contra la
belleza.
El arte ¿Dónde?
Entendemos que el trabajo artístico y la vida misma del o
la artista están ligadas a un proceso histórico y que el o la arte no tan solo
representa sino que también desmembra las partes de un espacio opresor. En este
sentido nos manifestamos como lectoras de múltiples procesos artísticos pero
con un mismo prisma de lectura, la politicidad de los procesos de arte.
Del mismo modo asumimos que la academia y la institución
arte son un terreno en disputa, sin embargo nos interesa también entrar en la
disputa y visibilización de esos espacios violentados, acallados, perseguidos
de las artes, esos que no son tan fáciles de rastrear porque la mano elegante y
violenta de la historia oficial a vapuleado y ofendido siempre.
Coincidimos con Eagleton[2] en que las disputas del
campo artístico han estado muchas veces escritas con lucha y sangre, como él
plantea, como lo hacen Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, o como lo hace
Brecht a lo largo de su obra: la revolución burguesa fue (es) una de las más
importantes de la historia de la humanidad y de ella hay que echar mano; ¿Por
qué? Porque así como entregó las herramientas a la mano del poder para
oprimirnos, también nos da la posibilidad de autonomizar y reapropiar ciertos
elementos que a estas alturas ya nos son de todas y de todos, “Toma lo que te
sirva” decía Brecht a lo que agregamos desde el punk “Hazlo por ti mismo”; con
esto planteamos el terreno movedizo y recuperable de la institución y el
terreno fértil de la espontaneidad y la autonomía.
Dónde el arte:
el arte surge en las calles, en las alcantarillas, en las
paredes, en los muros, en los baños de los bares, en las noches mas oscuras, en
la sierra, en las servilletas ocupadas, en la banqueta (cuneta), en una caja de
vino barato, en las manos callosas, en la piel morena, en la selva, en la
compañía, donde no hay privilegios, en la fealdad, en el día y en la noche, en
las alitas rotas, en la pobreza vapuleada, en un paradero de autobús, en el
muro de una micro, en los mensajes de los niños drogadictos que se pasean por
el metro, en los ojos de las niñas que se prostituyen en los trenes de Buenos
Aires, en las enfermedades destructoras, en las trenzas de las abuelas, en alguna muestra de sangre de algún hospital
público, en la sala mortuoria de urgencias, en las llagas sidosas de la espalda
de un compita, en los corazones rotos y en los corazones completos, en lo
amorfo, en lo cercenado, en el sexo de una noche que se siente para toda la
vida, porque ella misma se puede ir en eso,
en dos hermanas que se reconocen en sus lágrimas y desde ahí se
revuelcan en la vida…
La
palabra es acción.
El
arte no te hace una buena persona, la lectura no te hace una buena persona,
escribir, pintar, no te hace una buena persona. Ni un genio. Ni un ser
extraordinario.
El
arte no es individual
El
arte no como refugio del mundo
El
arte no como válvula de escape
El
arte como una acción colectiva y
violenta
Pero,
sí, el arte causa placer y se disfruta.
A propósito de nuestra/su/la revolución
La convicción a la que
finalmente llegaron fue que el arte no tenía que esperar a la revolución para
adquirir un sentido político, sino que podía aspirar a integrar incluso las
fuerzas capaces de provocarla.
Andrea Giunta
Si
yo no puedo bailar, tu revolución no me excita ni me incita a nada.
Si
llevo las uñas pintadas y me siento bonita, ni te darás cuenta que guardo una
pistola,
Y
a ti y a tu macho revolución, te llevarán a la muerte
La
más simple será la física, la más compleja es la que me persigue hasta el día
de hoy;
Y
es que comprendas que cuando voy por el pan, también voy por las rosas
Y
hoy más que nunca hay que arrebatárselas al macho capital.
La
bala de tu revolución no será la mía si no me ves más allá de lo bella y el
culo.
Si
su revolución no kiere arte,
Si
su revolución no puede con las niñas indefensas,
Si
su revolución no fomenta el alitismo rotístico
Si
su revolución no le va a dar rayitos de sol a mi ser plantita
Si
su revolución se pinta de colores, pero solo ve en blanco y negro
Si
su revolución nos va a mandar a Siberia con las metáforas y el llanto
Nos
pasamos por el tajo del pene esa revolución
(en
momentos desagradables nos aparece el pene).
Entonces
nos veremos en Siberia,
Y
en Siberia habrá pintura de uñas para todas, de todos los colores y con todos
los pinceles.
La
revolución consiste en tutelar a una niña indefensa y regar una plantita hasta
pulverizar(les) los ojos.
La
revolución consiste en construir una autoridad y no llamarla autoridad, porke
no creemos en la autoridad.
NO.
Mandar
obedeciendo.
No
hay que aceptar el mundo como es, sino como una quiere que sea.
YOSOTRAS o Uñas Rojas La Metralleta
Yosotras
queremos:
Visibilizar
procesos artístico-políticos en América Latina. Pero, y ojalá se pueda siempre,
esos que están abajito, esos de los nadies y los de los nadies del arte.
Posicionarnos
como colectivo “uñas rojas la metralla”.
Pintar
las uñas de la revolución.
Enseñar
a mover la pelvis a los revolucionarios.
Raramente rescataremos figuras, artistas o personas
(personajes) individuales, responderemos a movimientos, a fuerzas motoras,
asumiendo que cada una y uno de ellos eran unos alguienes sujetos a un o varios
espacios sociales; porque hasta el más solitario o solitaria de ellas tuvo
compañía.
Los
maravillosos cuentos de Borges a pesar de Borges.
Uñas rojas la metralleta nació una de esas
noches de junio en la que buscamos explorar de qué estaban hechas nuestras
tristezas. Y lo descubrimos, están hechas de la necesidad de crear, de las
ausencias de posibles y también de bailar, porque quién dijo que la revolución
no se baila.
Para yosotras la tristeza es una herramienta
de creación y, sobretodo, de lucha. Es decir, hablamos de una tristeza
combativa, que construye, destruye y reconstruye. Cuando vos decís tristeza
también estamos luchando, porque la tristeza no nos paraliza, no nos aleja, no
nos aísla. A veces es necesario romperse para mirar:
"Una
mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo"… y una mirada
trizada pueden ser 8 posibilidades de enfrentar al mundo.
"Contra la realidad social, vestida y
opresora, catastrada por Freud – la realidad sin complejos, sin locura, sin
prostituciones"[3], sin
niñez, sin diferencia, sin gamas explosivas de emociones, vamos con uñas
dientes y metrallas.
Nos asumimos inquietas, intranquilas,
inconclusas, incompletas, incesantes, incansables y subversivas mientras exista
la miseria humana
Nuestros
textos responderán mayoritariamente a una figura narrativa femenina, las que
conformamos este colectivo nos sentimos mujeres, independiente de nuestra
biología. Reivindicamos el espacio de disputa al género masculino y a su
nefasto legado opresor. Mi pene me hace sentir más mujer ke hombre. Y si este aparece
será para denostarlo.
Uñas
rojas la metralleta viene a decirte que los falsos dualismos o supuestas
disputas de supremacía de ciertos aspectos de la sociedad por otros, te los
dejamos a ti, bonita.
Ya tuvimos crisis emocionales cuando
podíamos y cuando no, y cuando quisimos
rompimos en llanto y gritos, y luego
vino el miedo y tuvimos miedo de nuestros propios compañeros y nos sentimos
solas en la sierra, y enfrentamos a nuestros miedos y a nuestros propios compañeros
y supimos aprender y supimos defendernos y supimos reírnos y ser violentas cuando fue necesario serlo y
apartamos la mirada de las personas que nos lastimaron y supimos apoyar a un
amigo y también a un amiga y supimos defraudar, pero por no quedarnos calladas,
ni quietas, ni dormidas aunque tomáramos pastillas para dormir y vino barato.
Ya aceptamos nuestros errores, ya odiamos nuestros errores, ya aprendimos de
nuestros errores, ya quisimos ser otras, ya aprendimos de otros, ya aprendieron
otros de nosotras, ya nos apartamos de quienes nos negaron, minimizaron,
invisibilizaron, rompieron, de los ciegos y los que gritan sin sentido, sin
sentir, ya defendimos a otros y otras nos defendieron. Y otros nos acusaron sin
conocer nuestra historia...
No sabemos amar a
medias, no sabemos vivir
de mentiras, no sabemos volar con los pies en la
tierra...
Tenemos un apetito voraz y los delirios más locos.
Nos
puedes hasta empujar de un acantilado que vamos a decir:
-
¿Y qué? ¡AMAMOS VOLAR![4]
No
hay que aceptar el mundo como es, sino como una quiere que sea.
Restituimos
nuestro legítimo derecho al pajarístico, a su reempoderamiento y a la
socialización de sus barrotes emancipados vueltos pájaros.
Reivindicamos
el trino, como lengua materna y madrerna
Y
la violencia en el arte, desde el arte y en su incontención a partir de éste, o
sea las armas, pero ¿bajo qué estrategia?
Somos
la versión punk de una oruga a punto de ser mariposa,
La
versión trash de un huevo ke va a ser pajarito,
Somos
la bipolaridad hecha piedra, somos niñas con un cuchillo bajo la falda, somos
la melancolía a punto de explotar en tu cara de pene (da lo mismo si eres
hombre o mujer porke detentas un poder macho),
somos
dos locas de anomalía, de confusión y de multicualquier sexualidad,
somos
demasiado femeninas para encajar en tu feminismo ortodoxo y demasiado
masculinas para que no te devolvamos el ataque,
sentimentalmente
bailamos de rojo sobre tu normatividad, inquietándote, contagiándote, infectándote y molestándote todo lo que se
pueda.
Somos
esos, los del arte, el lado femenino sentándose encima de las ciencias “duras”
y de las duras cabezas.
Somos Las uñas rojas, de las uñas rojas de nuestra
Víctor.
Somos las uñas rojas, las de la
metralleta porque los pobres no saben que
son poesía porque ningún rico se los ha dicho y no escuchan a las poetas
pobres.[5]
Y
no es por mí, ella o aquella
Nosotras ya estamos viejas
Y
su utopía es para las generaciones futuras
Hay
tantos niños y niñas que van a nacer
Con
una alíta rota, con ganas de crear y hacer arte, con
ganas de llorar, con depresión crónica, con diferencias marcadas, con
sentimientos anormales, con derrumbes emocionales, con las uñas rojas,
histéricas, glamurosas de pobreza, con hambre y con miedo
Y queremos
que vuelen compañero compañera
Que
su revolución
Les dé
un pedazo de cielo rojo
Para
que puedan volar.[6]
Y como en el inspector Gadget, este manifiesto se
autodestruirá cuando ya no sirva para nada. Este manifiesto se autodestruirá
cuando la y el común haga estallar el yugo opresor, o sea este manifiesto
apunta a construir su auto-común-destrucción; apunta a un momento en donde ya
no volverá a ser necesario.
9
de julio de algún año que llamamos 2015, México ¿lindo? y herido.
[1] Gonzalo Arango, primer manifiesto nadaista. Disponible en: http://www.gonzaloarango.com/ideas/manifiesto1.html
[3] Oswald de Andrade, Manifiesto Antropófago. Disponible en: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/cepa/manifiesto_antropofago.pdf
[4] Supuestamente Clarice Lispector.
[5] Claudia Rodríguez, Manifiesto Horrorista Travesti. Disponible en:
http://www.claudiarodriguez.cl/manifiesto-horrorista-travesti/
[6] Pedro Lemebel, Manifiesto Hablo por mi diferencia. Disponible en:
http://lemebel.blogspot.com.ar/2005/11/manifiesto-hablo-por-mi-diferencia.html